La dura lucha por conseguir ocho horas de trabajo diario
El 1 de mayo de 1886, en Estados Unidos, alrededor de 190 mil trabajadores iniciaron una huelga para conseguir mejores condiciones de trabajo. Lo lograron con un altísimo costo y, junto con ésto, consiguieron crear conciencia mundial sobre los derechos de los trabajadores.
En 1889 la Convención Internacional de Trabajadores instituyó el Día del Trabajo.
En Chile se celebra desde 1931.
Más allá del episodio de represión en Chicago que le dio origen, es siempre una buena ocasión para la reflexión acerca de esta dignificadora y maravillosa actividad humana.
Cada uno de nosotros tiene un propósito, una misión, una papel que es único en el mundo: “el trabajo de nuestra vida”. Puede que se base en un talento artístico, en el amor por educar o investigar, en una especial capacidad para organizar, o en una destreza técnica. Cada persona tiene un don que entregarle al mundo. Pero solo el trabajo perseverante puede concretarlo y aliviarnos de tres grandes plagas: el aburrimiento, la superficilidad y la baja autoestima, tan de moda últimamente.
Ya lo dijo el gran Pablo Picasso: “La inspiración existe, pero tiene que encontrarte trabajando”. Sólo así podremos verdaderamente “honrar la vida”.
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